Decir que es beneficioso sería quedarnos cortos. La verdad es que el amaranto puede ser considerado como un alimento milagroso por la enorme cantidad de beneficios que puede aportar a tu salud.
Tiene fibra, minerales, grasas buenas y también vitaminas y proteínas.
Agregar amaranto a tu dieta será de tanto provecho que lo notarás en pocos días y tu cuerpo te lo va a agradecer, además de dejar malos hábitos.
Tal vez aún no lo conoces, quizás en tu país lo conocen con otro nombre y has pasado frente a esta planta muchas veces.
Ataco morado, amaranto espinoso, cresta de gallo, bledo, felpa, terciopelo, sangorache y planta eterna, son algunos de los nombres por los cuales también se le conoce.
Pero si continúas leyendo, te explicaremos todo acerca de los beneficios del amaranto.
Semillas saludables
El amaranto se origina de una planta que puede llegar a medir hasta 3 metros de altura y es de la familia de los amaranthacea.
Se han contabilizado alrededor de 800 especies de amaranto cuyas peculiaridades varían según el ambiente y región en que crezcan.
Esta planta posee una espiga que envuelve gran cantidad de flores pequeñas que contienen semillas.
Precisamente, esas semillitas son el principal producto de la planta de amaranto, y con ellas se manufacturan cereales, harinas, dulces y muchos otros productos.
Tal vez por estas razones es que el amaranto fue elegido por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos como «el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano».
Desde el remoto pasado
Huautli le llamaban los aztecas y la incluían en muchos de sus ritos religiosos
Asimismo, las tumbas en aquellos días eran engalanadas con las preciosas flores de amaranto.
Fueron también los aztecas quienes se percataron de que una vez cortada, la flor perdura por mucho tiempo y conserva su aroma, por lo que comenzó a ser conocida como símbolo de inmortalidad y aún en nuestros días se le denomina “planta eterna”.
Kiwicha le decían los incas y la utilizaban muy a menudo para aprovechar sus propiedades terapéuticas.
Investigaciones han determinado que el amaranto fue eliminado de la dieta indígena cuando los españoles arribaron a América y prohibieron su cultivo por considerarla “una planta pagana”, aunque otros estudios señalan que la intención era debilitar a los guerreros.
Afortunadamente, la producción de la planta se mantuvo en secreto en lugares apartados.
Infinitas propiedades
Al amaranto se le considera un pseudocereal porque posee características similares a los cereales pero presenta igualmente condiciones de las legumbres, como un buen contenido proteico.
El grano de esta planta concentra entre 16 y 17% de proteínas y abarca casi todos los aminoácidos esenciales para tu organismo.
Por si fuera el amaranto poco posee un 7% de buenas grasas y mucha fibra, así como minerales tan beneficiosos para tu salud como el calcio, el potasio, el magnesio y el fósforo.
Y aún hay más. Esta planta es una buena fuente de vitaminas del complejo B y de compuestos fenólicos con poder antioxidante.
Colesterol, cáncer y más
Si quieres disminuir los niveles de colesterol en tu torrente sanguíneo, el amaranto podrá ayudarte porque sus semillas contienen ácidos grasos poliinsaturados como el omega-6, omega-3 y escualeno.
Respecto al escualeno, hay que destacar que se trata de un compuesto orgánico esencial que también está presente en el aceite del hígado de tiburón y el aceite de oliva.
De acuerdo con investigaciones confiables, los antioxidantes contenidos en las semillas de amaranto sustentan una función anticancerígena y antihipertensiva en el cuerpo humano.
Al mismo tiempo ha sido corroborado su potencial para acrecentar la actividad de fármacos utilizados en tratamientos oncológicos.
Otros beneficios
La lista podría ser interminable pero haremos una selección de otros beneficios que no puedes pasar por alto.
Se ha comprobado que el amaranto previene y ayuda en el control de la osteoporosis, diabetes mellitus, obesidad, hipertensión arterial, estreñimiento y diverticulosis.
Igualmente, investigaciones han determinado sus efectos positivos en el control de la insuficiencia renal crónica, la insuficiencia hepática, encefalopatía hepática y la enfermedad celíaca.
Los pacientes con requerimientos calóricos como los ancianos, quienes presentan desnutrición y los oncológicos tienen en el amaranto un gran aliado por su alto contenido energético.
Y además, el alto índice de aminoácidos que posee esta planta, entre los cuales encontramos la lisina, la convierten en un alimento esencial para mantener las células cerebrales.
¿Cómo comerlo?
Puedes usar el amaranto tal como usarías el arroz, es decir, hervirlo para preparar ensaladas, guisos u otras recetas, que pueden frías, calientes, saladas o dulces.
También es una buena alternativa añadirlo a los panes integrales, entero o en forma de harina.
Otra forma muy popular de prepararlo es ponerlo directamente sobre el fuego en una sartén. De este modo, tendrás unas ricas palomitas de amaranto con más proteínas y fibra que las de maíz.
Es hora de probarlo si todavía no lo has hecho. Es fácil adquirir el amaranto en cualquier presentación a través de las diversas tiendas online.
Pero también podrás ubicar la planta fresca en aquellos establecimientos dedicados a los productos naturales. De una u otra manera, te recomendamos probar los beneficios del legendario amaranto.